Todos soñamos, hasta los que dicen que no.
Lo hacemos cada noche, de forma tan cotidiana como de día comemos o caminamos.
Y, sin embargo, apenas sabemos de los sueños. Siempre se había pensado que el sueño era un estado de inactividad, en el que el cerebro dejaba de funcionar, posiblemente con la intención de descansar.
Sin embargo, cuando se comenzaron a realizar los primeros registros del electroencefalograma durante el sueño se encontró que, lejos de estar inactivo, el cerebro seguía intensamente activo, por lo menos durante parte del sueño. Actualmente, la mayoría de expertos coinciden en considerar los sueños como una expresión del cerebro inconsciente. Los personajes que aparecen en nuestros sueños a menudo son personificaciones de actitudes, miedos y creencias que habitan en nosotros mismos
El hombre posee, a nivel psicológico, 5 centros inferiores en los que se agrupan distintas funciones de la actividad psíquica. Estos centros son: el Intelectual, el Emocional, El Motriz, el Instintivo y el Sexual que producen diferentes tipos de sueños.
Este tipo de sueños suelen ser caóticos, con expresión de emociones comunes y corrientes, generalmente meras repeticiones de la actividad diurna en esas cinco áreas. Se producen en las primeras horas del sueño.
Existen también dos centros psíquicos superiores: el Emocional Superior y el Intelectual Superior, a través de los cuales se expresa la verdadera esencia del ser humano, libre de condicionamientos, de miedos, de prejuicios, y que son los que posibilitan los sueños con mensajes expresados simbólicamente.
Los sueños relacionados con los centros inferiores que son;
Sueños de reajuste: Se producen a causa de agentes físicos externos, como golpes, roces o incluso calor excesivo. Por ejemplo, muchas veces hemos soñado que corremos pero que no podemos avanzar y cuando nos despertamos vemos que tenemos las piernas enredadas en las sábanas. También puede ocurrir que soñemos que algo está ardiendo y normalmente es una respuesta a un exceso de calor corporal.
Las Pesadillas: Una pesadilla se diferencia de un sueño normal por su contenido atemorizante y/o emocional. Tendemos a despertarnos llenos de miedo y esta sensación puede tener un gran impacto sobre nuestro ánimo durante el resto del día. Las pesadillas pueden originarse en traumas o abandono durante la niñez. En general, las razones por las cuales tenemos malos sueños pueden ser: estrés, traumas, miedos, inseguridades, insatisfacciones, y problemas de salud o de relación.
Sueños compensatorios o de satisfacción: Son los sueños en que se ven realizados los deseos que tenemos en la vida real, nos da lo que la vida en la realidad nos niega. Un ejemplo claro sería soñar que alguien se enamora de nosotros, y esto respondería a una carencia afectiva en la vida real. Estos sueños nos sirven para mantener el equilibrio mental y aguantar todo lo que nos ocurre, que no siempre es bueno.
Los sueños producidos por los dos centros superiores son:
Sueños Lúcidos: Son aquellos en los que dándonos cuenta de que estamos soñando, cambiamos el curso de los acontecimientos a nuestro antojo. Pasamos de ser espectadores a directores de nuestra película personal. El sueño lúcido es especialmente estimulante ya que, además de comprobar que tememos poder sobre los acontecimientos que ocurren en nuestra vida, pasamos a ser conscientes del Cuerpo Astral.
Sueños premonitorios: Hay numerosos ejemplos de sueños que parecieron predecir eventos futuros. Algunos lo hicieron por pura coincidencia, memoria defectuosa o una voluntad inconsciente de atar los cabos sueltos de datos conocidos. Se han realizado estudios de laboratorio sobre sueños premonitorios, clarividentes y telepáticos, que no han obtenido resultados sólidos.
Sueños Intelectuales: Soñar que se está dando un gran discurso, una clase muy importante, que estamos autografiando un libro o que estamos en una charla con intelectuales de la literatura, de la ciencia o la política, etc., estos sueños son ejemplos o facetas que se relacionan con nuestro yo del orgullo.
Sueños Simbólicos: Son aquellos en los que nuestros miedos, deseos o frustraciones aparecen ante nosotros con una apariencia que debe interpretarse. El inconsciente se comunica con el consciente a través de los símbolos que aparecen en los sueños. Estos símbolos deben ser interpretados para conocernos mejor a nosotros mismos.
El lenguaje de los sueños nos ofrece una oportunidad para el autoconocimiento, y es un instrumento de crecimiento personal que nos permite liberarnos de viejas actitudes del pasado que ya no nos sirven.